A 40 años de mi primer «Hola mundo»
1980 – 25 de agosto – 2020
Hace 40 años, un día como hoy, 25 de agosto, nos reuníamos Miguel Dibidino, Luis Baraldi, Sebastián Bonet, Rubén Zanini y yo, Jorge Colaccini, en el departamento de Luis para desempacar la recién llegada «TRS80 Modelo I»
Siendo estudiantes de Ingeniería habíamos visto la oportunidad que se presentaba para nuestra futura profesión poder contar con una computadora, que si bien tal vez no era todo lo potente que se necesitaba podría ayudarnos a dar los primeros pasos en el uso de esa herramienta que se presentaba como «el futuro«.
Creo, sin temor a equivocarme, que fuimos los primeros estudiantes de la FCEIA (Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura) de la UNR (Universidad Nacional de Rosario) en contar con una computadora propia.
¿Computadora? Visto a la distancia y tras 40 años de evolución de la industria, despierta una sonrisa el término…, pero sí, ¡lo era!
Comparo las características de aquel «equipito» con los actuales y dudo, dudo mucho si no me estoy equivocando con las unidades. ¿Se podía trabajar con las características de aquellos equipos? La respuesta es sí.
La Tandy Radio Shack TRS 80 Modelo I, ese era el nombre y apellido del equipo adquirido, a la cual el mundo, irónicamente terminó denominando «Trash-80«, pero que nosotros «cariñosamente» llamábamos «La Tere«, tenía 16 Kb de memoria RAM y por supuesto…, los programas se almacenaban y cargaban desde cassette. Sí un cassette de audio, desde un simple grabador de audio de la época. Si eso asombra, debemos pensar que la contrapartida era contar con una voluminosa y costosísima unidad lectora de tarjetas perforadas. Algo totalmente inaccesible para el común de los usuarios. Las unidades de diskettes, recién empezaban a difundirse y eran, también, muy costosas. Casi tanto como el equipo en sí o más.
40 años después, cuando los gigas y teras son unidades habituales para medir capacidad de almacenamiento, pensar que 16 Kb podrían servir para algo razonable en aquella época llama al asombro, pero así era.
Por ejemplo y como punto de comparación podría decir que en ese momento con 16 Kb nuestra «computadora» tenía el doble de memoria que la IBM 1130 con la que contaba nuestra facultad (si no la cuarta parte…! Mi memoria, valga la redundancia, no da para tanta precisión en el recuerdo) Y por supuesto, lo que sería una relación constante en el tiempo, varias veces menos voluminosa.
El equipo también constaba de un monitor CRT (por Tubo de Rayos Catódicos en inglés) que mostraba 16 líneas de 64 caracteres y el lenguaje de programación que usaba era un dialecto del Basic (ROM Basic Level I, ya que inicialmente estaba guardado en la memoria ROM del equipo y cuando arrancaba, desde ahí se cargaba automáticamente)
Algunos otros datos que pueden servirnos de comparación entre «épocas». La Tere, no fue comprada como un electrodoméstico más, de «ver y llevar». Se importaban y demoraban varios meses en llegar y no sólo eso, los equipos que recibíamos en nuestro país, habitualmente era modelos no muy recientes. Por ejemplo vale citar que cuando nosotros, unos «pioneros» en Rosario, compramos el equipo, en Estados Unidos hacía 3 años que se estaba produciendo y ya aparecían modelos superadores.
¡Ni que hablar, tampoco, de la diferencia de precios! Si hoy nos asombran diferencias del 100% en el precio respecto de los mercados originarios, en aquél momento la diferencia era entre 5 y 10 veces. Si mal no recuerdo, por ese «modesto» equipamiento nosotros pagamos alrededor de U$s 5000 (cinco mil dólares) cuando en origen las ofertas rondaban los 600.
En nuestro caso el equipo se compró en mayo y debía llegar a mediados de julio y finalmente llegó casi terminando agosto.
Y ahí estábamos, ese 25 de agosto de 1980 cerca de media mañana, Miguel, Luis, Sebastián, Rubén y yo, alrededor de la caja de un cartón corrugado de una calidad desconocida por estos lares, que contenía el equipo recién recibido, desembalándola, ansiosos.
Con la misma ansiedad y algo de atropello, seguramente, nos devoramos el manual de instrucciones de armado (Getting started) y la conectamos (transformador de por medio, porque claro, eran equipos de 110 voltios!)
Presionamos el botón de encendido. Y ahí apareció el saludo que nos acompañaría por un par de años: READY, con lo cual, LA TERE, nos anunciaba que estaba lista para comenzar a responder a nuestras órdenes.
Y seguramente…, nuestra primer orden debe haber sido:
10 PRINT "HOLA MUNDO!" RUN
A lo que ella nos debe haber respondido, muy dulcemente, con un…
HOLA MUNDO! READY
Ese día, puse mis manos sobre un teclado de computadora por primera vez en mi vida, tal vez sin pensar que a lo largo de los próximos 40 años, día a día lo volvería a hacer.
Ese día, sin saberlo…, estábamos posando nuestras manos no sólo en un teclado…, si no en una nueva era.
Ese día, sin saberlo, nos estábamos asomando a un nuevo mundo, a un cambio de paradigma -una revolución, de alguna manera- que cambiaría la relación de fuerzas entre las empresas informáticas y la manera de trabajo del futuro.
Ese día, no cambiamos el mundo, ¡pero estuvimos ahí cuando empezó a hacerlo!
Nota del autor: tal vez te preguntes ¿por qué no hay imágenes de ese día? Muy simple, por 2 razones, a) no fuimos conscientes de la trascendencia de ese día, b) faltaban casi 2 décadas para que las máquinas fotográficas digitales fueran tan accesibles e imprescindibles ¿imprescindibles? como lo son en la actualidad y estuviesen en cada mano a la espera de una ocasión fotografiable. Pero esa es otra historia.